La cerveza es una de las bebidas más populares, y también una de las más antiguas: su consumo data de hace más de siete mil años.
Recientemente, estudios científicos desarrollados en diversos países han encontrado que la cerveza, cuando se consume con moderación y en ausencia de contraindicaciones específicas, puede llegar a tener efectos positivos como un riesgo reducido de enfermedad cardiovascular, así como una influencia positiva en la microbiota humana.
En línea con lo anterior, el informe Efectos del consumo moderado de cerveza sobre la salud y la enfermedad: Un documento de consenso, publicado en 2016 por el diario científico italiano Nutrición, Metabolismo, y Enfermedades Cardiovasculares, expone que beber cerveza en cantidades moderadas y de forma no compulsiva, dentro de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable, puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Parte de los efectos protectores de la cerveza se deben a su contenido alcohólico y parte a sus componentes no alcohólicos, principalmente los polifenoles.
Asimismo, los polifenoles junto a los flavonoides, ambos partes del proceso metabólico de los vegetales, y el silicio, todos componentes de la cerveza, están relacionados con una mejor densidad ósea en las caderas tanto en hombres como en mujeres, de acuerdo con el informe Efectos del Consumo Moderado de la Cerveza en la Salud, desarrollado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Instituto de Ciencia, Tecnología y Nutrición de los Alimentos de España y publicado en 2020. En particular, beber cantidades moderadas de cerveza se ha asociado con una mayor densidad ósea en mujeres mayores en comparación con aquellas que no beben o beben en exceso.
Por otra parte, el estudio Efecto del Consumo de Cervezas Sin Alcohol con Diferente Composición de Carbohidratos sobre la Respuesta Metabólica Postprandial, elaborado por investigadores de la Universidad de Zaragoza en España, destaca que el consumo de cervezas sin alcohol enriquecidas produce un pico más bajo de glucosa, insulina y hormonas incretinas en comparación con el consumo de cerveza sin alcohol normal.
La investigación afirma que consumir la cerveza sin alcohol enriquecida, junto con pan blanco, resulta en un pico de glucosa más bajo que consumir la misma cantidad de carbohidratos obtenidos enteramente de pan blanco. Lo anterior, sugiere que esta clase de cerveza sin alcohol modificada podría influir y mejorar de manera sostenible los cambios en los niveles de glucosa en sangre de una comida.
En resumen, la cerveza, una bebida arraigada en la historia y la cultura de la humanidad, ha demostrado también tener ciertos beneficios a la salud cuando se consume de manera responsable y moderada.