La digitalización ha permitido que más personas tengan acceso a productos financieros que se pueden obtener sin la necesidad de trasladarse a una sucursal, contratándose mediante una aplicación o desde el portal de internet de la institución financiera.
De acuerdo con el Banco de México (Banxico), con la digitalización se ha observado que el número de tarjetas de débito vigentes pasó de 51.7 millones en 2006 a 197.3 millones al primer trimestre del 2024, un crecimiento del 281.3%.
Además de permitir que más personas tengan acceso a tarjetas (principalmente de débito), el tener productos financieros digitales también ha hecho que crezca el número de contratos que permite a los clientes de la banca efectuar sus transacciones a través del teléfono celular, cabe señalar que estos contratos son aquellos que tienen asignado un dispositivo de telefonía celular como medio de transacción.
Una vez que se tiene acceso a algún producto financiero digital, lo ideal es que las personas utilicen estos instrumentos financieros. De acuerdo con el Banco Mundial, en las economías en desarrollo, de los adultos que recibieron algún tipo de pago en una cuenta, el 83% realizaron un pago digital, dos tercios utilizaron la cuenta para guardar dinero y así gestionar el efectivo, y aproximadamente el 40% usaron su cuenta para ahorrar o pedir préstamos.
Para algunos especialistas, detrás de la digitalización hay retos que resolver:
Los que tienen que ver con educación financiera y digital, donde hay que trabajar desde el sector público, privado y académico en que los usuarios aprovechen la digitalización para usar de manera eficiente los productos financieros, así como generar una cultura anti-fraudes, mejorando la seguridad, privacidad y confidencialidad de los datos y contratar productos con instituciones reguladas.
Ampliar los productos y servicios tanto públicos como privados que aceptan y dispersan pagos digitales.
Así como generar herramientas que impulsen aprovechar las ventajas que ofrece la digitalización y hacer uso de ella.