Una API o interfaz de programación de aplicaciones, se trata de una especificación formal que establece cómo un módulo de un software se comunica o interactúa con otro para cumplir una o muchas funciones, como por ejemplo un servicio de pago.
Las APIs pueden ser privadas para el uso de una empresa, abiertas sólo para partners, o públicas para que cualquier desarrollador interactúe con ellas o para crear su propio interfaz de programación.
¿Cómo funcionan?
Una de las principales funciones de las APIs es facilitar el trabajo a los desarrolladores. Por ejemplo, si se está creando una aplicación para una tienda online, no se necesitará crear desde cero un sistema de pagos; ya que el desarrollador podrá utilizar la API de un servicio de pago ya existente, como PayPal o Google Pay.
También, son útiles para cuando lo único que se quiere es utilizar las funciones de determinado servicio para ofrecer ventajas a sus usuarios o atraer a los usuarios de ese servicio a que utilicen la aplicación.
Las APIs permiten habilitar el acceso a sus recursos y, al mismo tiempo, mantener la seguridad y el control. La seguridad en el interfaz de programación de aplicaciones depende de una buena gestión, lo cual incluye el uso de una puerta de enlace de API. Para conectarse a las APIs y crear aplicaciones que utilicen los datos o las funciones que ofrecen, se puede utilizar una plataforma de integración distribuida que conecte todos los elementos, como los sistemas heredados y el Internet de las cosas (IoT).
En el tema de pagos, las APIs funcionan, por ejemplo, cuando se va a comprar un boleto para un concierto a través de la web. Cuando se pone la información de la tarjeta, la web utiliza una API para enviar dicha información de forma remota a otro programa que verifica si los datos son correctos o es una tarjeta inventada. Una vez que se verifica, este programa remoto le dice a la web que todo está en orden, y ésta ya te emite las entradas.