Hay que decirlo fuerte y claro: ahorramos poco. Punto. Y aquí sigue la serie de justificaciones. Una, que apenas alcanza para el día a día como para guardar algo cada quincena. Otra, que es complicado abrir una cuenta y que los intereses que pagan los bancos son bajísimos. O que simplemente no hay tiempo para ir a la sucursal. Todo es cierto, en alguna medida. Hay forma, sin embargo, de hacer el esfuerzo e intentarlo.
El ahorro rinde frutos y tiene más de un propósito, según nuestros planes. Un centavo ahorrado hoy se convierte en un peso para gastar mañana, como dicen por ahí.
La respuesta puede parecer muy simple y obvia. Pero tiene sus puntos que conviene resaltar.
● Para enfrentar una emergencia. El ahorro puede ser, literalmente, la diferencia entre salir de un imprevisto o llevar las finanzas individuales o familiares a la crisis. Es el caso de las enfermedades o los accidentes. No son pocos los casos de personas que han tenido que vender apuradamente parte de su patrimonio para hacer frente a un imprevisto.
● El ahorro se puede convertir en una fuente de patrimonio. Es un medio de reunir el dinero suficiente para el enganche de un auto o, por qué no, del primer departamento.
● Emprender un negocio. El ahorro es también una forma de crear una fuente propia de ingreso.
● Cumplir un objetivo de más corto plazo, como tomar una vacaciones o la fiesta de cumpleaños.
Ahorrar abre perspectivas. Desde las más inmediatas, como hacer una reserva para los gastos del fin de semana; o aquellos que se ven lejanos, como acumular fondos para el retiro. Así que el ahorro, bien visto, es una práctica que debería acompañarnos en cada etapa de la vida.
Ocurre que en México se ahorra poco y en canales que no son del todo seguros. Poco menos de la mitad de los adultos en México, 47 por ciento, tiene una cuenta bancaria, según datos de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018 (ENIF18). Podría pensarse que al menos ese universo de los adultos está en condiciones de ahorrar de manera formal, es decir, en una institución del sistema financiero y regulada por la autoridad.
La cifra, sin embargo, resulta un tanto engañosa. Porque la mayoría de los adultos con al menos una cuenta bancaria comenzó a formar parte del sistema financiero a partir de la cuenta de nómina o de la Afore.
Si lo vemos a más detalle, las cuentas específicas de ahorro que hay en el país son de 13.5 millones de personas; en cambio, hay 22.5 millones de cuentas de nómina y pensión y otras 6.5 millones para recibir apoyos del gobierno, de acuerdo con la ENIF18.
Debemos ver el ahorro como una práctica recurrente. No se trata sólo de guardar lo que nos sobra en la quincena. Porque lo más probable es que siempre lleguemos con muy poco en el bolsillo y el ahorro se pospondrá para la siguiente.
Es más adecuado fijar una meta, lo más realista posible. ¿Cuánto? Empezar con 10 por ciento del ingreso quincenal o mensual. Puede sonar demasiado. Quizá no. Calcula cuánto gastas al día en cigarrillos, refrescos, café, la botana de media tarde. Los famosos gastos hormiga. Si los suprimes o reduces a lo mínimo es un hecho que puedes guardar ese 10 por ciento.
También llegamos a decir que no hay tiempo para ir al banco. Eso ya no es ningún pretexto, como bien sabes. Hoy puedes abrir tu cuenta de ahorro desde el teléfono celular y dentro de esa cuenta hay opciones para generar tu ahorro. Hay varias opciones. La más reciente que está disponible es “Mis Metas”, de Santander, que abre diferentes posibilidades de guardar dinero.
Opciones hay. Lo que falta es, como en todo camino, dar el primer paso.