Cada 4 de febrero se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer, una fecha destinada a crear conciencia sobre la prevención, detección y tratamiento de esta enfermedad. En México, el cáncer es una de las principales causas de mortalidad. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2022 se registraron 89,574 defunciones por tumores malignos, lo que representa el 10.6% del total de fallecimientos en el país.
Además del impacto en la salud, el cáncer representa un desafío financiero significativo para los pacientes y sus familias. El costo del tratamiento varía según el tipo de cáncer y la etapa en que se detecte. En el caso del cáncer de mama, por ejemplo, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) estima que el tratamiento puede costar entre 100,000 y 200,000 pesos anuales en sus instalaciones. Sin embargo, en hospitales privados, estos costos pueden superar los 350,000 pesos al año.
La detección temprana no solo mejora las probabilidades de recuperación, sino que también reduce los costos del tratamiento. En el IMSS, el costo anual de atención para un cáncer de mama detectado en etapa I es de aproximadamente 74,000 pesos, mientras que en etapa IV puede alcanzar los 199,000 pesos.
Más allá de los costos hospitalarios, los pacientes también enfrentan gastos adicionales en medicamentos, que pueden oscilar entre 150 y 5,000 pesos mensuales, así como procedimientos diagnósticos especializados, como una biopsia con tomografía en laboratorios privados, que puede llegar a costar alrededor de 30,000 pesos.
La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) ha señalado que el cáncer es una enfermedad catastrófica debido a los elevados costos de atención, que pueden llevar a la quiebra financiera de una familia. En 2019, el gasto promedio anual para tratar la enfermedad ascendió a más de 2.6 millones de pesos en el sector privado.
Ante este panorama, la mejor estrategia es la prevención mediante hábitos saludables y revisiones médicas periódicas. Asimismo, contar con un seguro de gastos médicos mayores o acceso a instituciones de salud pública puede marcar una diferencia crucial. La detección temprana salva vidas, y la planificación financiera protege el bienestar familiar frente a enfermedades de alto costo como el cáncer.