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Niños y finanzas, los buenos hábitos comienzan desde la infancia

Josemaría Bolio | 08/04/2022 | 07:20
Josemaría Bolio
08/04/2022 | 07:20

Seguido escuchamos que la educación comienza desde casa. Así como desde niños nos enseñan hábitos para entender el mundo de mejor modo -incluso antes de ir a la escuela-, también es una oportunidad para enseñar a los más pequeños el valor de las finanzas.

Sabemos que educar acerca de este tema no es fácil, pero sí es esencial para lograr una mejor calidad de vida. Para esto, requerimos ir en contra de algunas malas costumbres que nos han llevado a ser un país en donde únicamente el 32% de la población adulta esta familiarizada con conceptos financieros, con base en cifras del reporte Educación Financiera Alrededor del Mundo, realizado por el Global Financial Literacy Excelellence Center. Desde luego, hay muchos factores que nos llevan a este problema, pero el principal es que ni siquiera hablamos de esto en nuestro día a día.

Esta poca disposición para hablar de finanzas desde una edad temprana termina por limitar el conocimiento de elementos tan básicos como la importancia del ahorro y el presupuesto. Mismos que, a mi parecer, para los niños deberían ser igual de naturales que saber que el dinero existe y que sirve para comprar lo que más les gusta: dulces, juguetes, ropa, videojuegos, un celular o una tableta electrónica, entre muchas otras cosas.

Herramientas de educación financiera como 1,2,3 un recorrido por tus finanzas, que tiene Principal para enseñar cómo mejorar los hábitos desde lo básico, pueden ser un buen punto de partida. En complemento, desde el hogar, podemos impulsar que nuestros niños se conviertan en personas con una vida financiera ordenada e independiente a partir de cuatro acciones principales:

  • Predicar con el ejemplo y entender que algunos aprendizajes en la niñez se dan simplemente por imitación. Por ejemplo, yo recuerdo que mi abuelo decía que no hay mejor amigo que un peso en la bolsa. Familiarizarse con un buen manejo de las finanzas, les será más fácil si son actividades que realizan las personas adultas a su alrededor.
  • Enseñarles que el dinero se gana y cómo se hace. Si conocen el esfuerzo que hay detrás de ganarlo, podría reducir su impulso a querer malgastarlo. Intercambiar su mesada o “domingo” -como mejor lo conocemos-, por su apoyo en algún quehacer de la casa, podría ser un buen hábito para que comiencen a entender este valor.
  • Incentivar el ahorro entendemos que hacer el sacrificio de no gastar para comprar algo mejor en el futuro no es tarea sencilla, por eso realizar acciones básicas, como una alcancía en donde puedan guardar su dinero para una meta que quieran lograr: comprar un juguete, un videojuego o algo de ropa. Así conocerán la importancia de planificar y solitos encontrarán la manera de organizarse para cumplirlas más rápido.
  • Ayudarles a identificar prioridades, explicando cuál es la diferencia entre las cosas que son una necesidad o un gusto, y qué lugar o prioridad ocupa cada una en la planeación de su dinero.

Estos son solo algunos ejemplos que, como especialista en el tema, trato de inculcar en mis seres queridos, amigos y conocidos. Al final, las pequeñas acciones son las que generan grandes cambios, y, en el caso financiero, las que dan estabilidad financiera en la vida adulta.

Josemaría Bolio
Autor: Josemaría Bolio

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