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Las mujeres facturan, pero… ¿a qué costo?

Claudia Castro | 07/03/2024 | 12:30
Claudia Castro
07/03/2024 | 12:30

Aquella frase de “las mujeres facturan” en la canción de Shakira, que todos hemos escuchado alguna vez, se ha vuelto un ícono para las mujeres que aspiran a tener libertad financiera.

No ahondaré en los detalles sobre cómo las mujeres han tomado mayor relevancia en el ámbito público y político (precisamente lo estamos viendo en México); pero en la música, que es algo tan global, Shakira, Miley Cyrus, Rihanna y Taylor Swift (por nombrar algunas) se han vuelto símbolos del empoderamiento femenino y en todos esos casos la libertad financiera es una constante.

Y es que no hay mujeres empoderadas sin dinero, así de fácil. Para tomar cualquier decisión el dinero entra como un factor clave de la ecuación y hoy sabemos que no hay nada de malo en eso, sólo así es.

El costo de facturar

Sin embargo, estos casos que se vuelven un motivo de inspiración parecen realidades tan ajenas a la cotidianeidad del resto de las mujeres en el planeta. Vayamos a los datos:

De acuerdo con el INEGI, el trabajo no remunerado, que incluye labores domésticas y de cuidado (principalmente la crianza de los hijos) representa un 24% del PIB, del cual, las mujeres contribuyen con un 72 por ciento.

Con esta labor, las mujeres aportan a sus hogares de hecho casi 3 veces más al valor económico que lo que aportan los hombres. Y no lo digo yo, lo dice el INEGI. 

Lo malo, es que como su propio nombre lo dice, se trata de un trabajo no remunerado, y lo peor, en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera reconocido.

La situación se agrava cuando las mujeres además de facturar también realizan labores domésticas (como preparar comida, lavar ropa, mantener la casa limpia, criar niños, llevarlos a la escuela, revisar sus tareas).

Según la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) elaborada por el INEGI, las mujeres que trabajan una jornada completa para el mercado en promedio de 8 horas diarias dedican más de 32 horas a la semana a labores del hogar, frente a 14 horas que dedican los hombres.

Inequidad en el trabajo no remunerado y no reconocido

Y aquí vendrán esa serie de comentarios “machistas” con los que me han salido varios hombres con los que he platicado de estos temas: “¡Bueno, pero ustedes querían igualdad!”... “Se han complicado la vida porque quieren, nadie les dijo que salieran a trabajar”... Y el más reciente que escuché con un dejo de ironía: “Pues a mí sí me hace la vida más fácil que las mujeres facturen”.

Mientras haya esta falta de sensibilidad por parte del género masculino es muy difícil que logremos los cambios que como sociedad necesitamos.

Y esto va para los hombres: cada vez que una mujer factura (y que como ya vimos, nos cuesta el triple de trabajo que a un hombre lograrlo y eso que en este texto no hablé de la inequidad salarial) los hombres también se están beneficiando porque se tienen mayores ingresos para la familia, incluso por el doble de lo que generarían como únicos proveedores, lo que conlleva una mejor calidad de vida para ellos y sus familias. 

Sólo que, hasta hoy, la balanza sigue estando bastante cargada hacia un lado.

Y sí, las mujeres somos chingonas y podemos facturar, lo estamos demostrando, eso es incuestionable, pero el costo que estamos pagando por lograrlo está siendo muy alto, así que definitivamente tendrá que seguir siendo un tema en el que sigamos alzando la voz.

Claudia Castro
Autor: Claudia Castro

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