Las decisiones no siempre son racionales, y cuando se trata de dinero no es la excepción. A veces elegimos comprar artículos que no necesitamos porque queremos llenar un vacío, unirnos a una tendencia fugaz o aspirar a un estatus de vida que no corresponde a nuestros ingresos.
Por ejemplo, esto último llega a suceder cuando decidimos irnos de viaje y no tenemos suficinete dinero, pero tratamos de alcanzar ciertos estándares sociales y estar a la par de nuestros amigos, principalmente porque las redes sociales nos bombardean y nos llevan a vivir bajo esos términos. Esto termina desembocando en estrés financiero que, en muchas ocasiones, proviene de emociones.
Aunque no lo parezca, el tema emocional y el equilibrio interior resulta fundamental al momento de tomar decisiones financieras, pues muchas veces nos dejamos llevar por la agitación y menospreciamos la consciencia que se requiere para determinar si un gasto es necesario, si el endeudamiento es viable o si contamos con los recursos para pagar por productos o servicios que terminan por afectar nuestro bienestar financiero.
Por eso, en Credmex hemos analizado algunas emociones que resultan contraproducentes al momento de solicitar un crédito personal o de darle rienda suelta al uso de tarjetas bancarias:
Tomar una decisión apresurada, sin considerar las consecuencias a largo plazo, puede llevar a endeudarse más de lo necesario. Tener más dinero suena tentador, pero antes de solicitar un microcrédito debes preguntarte qué tanto le vas a sacar provecho a ese compromiso que te echarás a cuestas por unos meses hasta que dejes de pagar, ¿realmente valdrá la pena?
La preocupación excesiva por la situación económica puede nublar el juicio y dificultar la búsqueda de las mejores opciones. Ten calma y compara las opciones de crédito y asegúrate de que estés viendo las opciones de pago, las tasas de interés y, lo más importante, que el prestamista esté regulado por la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Compararse con otras personas que parecen tener más recursos económicos puede generar sentimientos de inferioridad y resentimiento. Evitar las emociones negativas te permitirá gestionar tu dinero de manera más responsable y evitar caer en un ciclo de endeudamiento.
El miedo a perderse de algo puede llevarnos a realizar compras impulsivas de productos o servicios que no necesitamos, sólo porque creemos que nos estamos perdiendo de una buena oferta o experiencia. Y no sólo eso, en el ámbito de las inversiones, el FOMO puede impulsarnos a invertir en activos de alto riesgo sin una investigación adecuada, con la esperanza de obtener ganancias rápidas.
Sentirse demasiado optimista sobre la capacidad de pago puede llevar a subestimar los gastos asociados al crédito. Y eso, a la larga puede ocasionar sobreendeudamiento.
Es importante que cuando te encuentres en la disyuntiva de solicitar un microcrédito tomes unos minutos para pensar y calmarte. Sólo de esa manera podrás analizar cuidadosamente las diferentes opciones de crédito y elegir la que mejor se adapte a tus necesidades y posibilidades. Asimismo, una actitud serena y respetuosa facilitará la comunicación con la entidad financiera y aumentará las posibilidades de llegar a un acuerdo en caso de dificultades.